El desafío de dar un significado a este significante de marco tan abarcador: La cosa. Todo podría ser "la cosa", pero "La Cosa" ubicada en el ámbito de situación pide ser algo más que un significante, contener más que un simple significado: pide ser significativa. Nos transporta a lo suspensivo, sorpresivo; al mismo tiempo contiene al particular y al universal. La cosa es singular, sus significado es plural.
Realizar, para este instancia y con la intención que teníamos, implicaba comunicar visceralmente, algo universal que sin embargo tuviera la particularidad de lo único, y darle sentido sería transmitir las sensaciones precisas (visuales y sonoras) que corporeizaran a esta idea de la manera más fluida. Nos aproximamos a La Cosa con una miríada de ideas que necesitaban distintos tratamientos, pero siempre estando presente la sed de algo envuelto de belleza y sensibilidad, de sencillez que abarcara un mensaje profundo, de un significado que englobara emociones sinceras.
Hemos abarcado dos fases de la vida que contienen a todas (la vejez, dónde se vivió cada proceso, y la infancia, dónde se imita - en el sentido aristotélico del término - cada fase venidera).
Después de gozar de la libertad en el terreno de las ideas, tuvimos afrontar la complejidad de la concretización. Fueron seis rodajes (uno para casting, otro para planificación, y los siguientes para el montaje final). La adaptación del lugar mezclaba el juego, el riesgo y la soltura de crear lo onírico con la producción intensa en un quehacer extenuante. La obra fue filmada con una Cannon 7D equipada con un Lente 24-70mm Serie L. La iluminación hecha con fresneles de 1000w y 650w dispuestos de distintas formas, veladores, linternas y proyectores. El sonido: Grabaciones con Zoom H4N digital como micrófono para foleys y ambientes y bancos de sonidos (propios y ajenos). Editores: Final Cut (montaje completo) y Sony Vegas.
El lugar y el otro estuvieron en cada parte de este proyecto: en nuestra situación generamos el lugar en todas sus esferas (visuales, táctiles, sonoras) y trabajamos con el otro (desde las actrices, hasta el prpio personaje, que se trasmutaba en su otra cara y representaba nuestro deseo de otro tiempo y espacio).
El ultimo tratamiento (en rodaje y el montaje)
Influenciarse fue de extrema ayuda. Precisamente dos materiales vistos en clase tuvieron un buen impacto e influencia para lo técnico y estético. Con Paranoid Park de Gus Van Sant, pudimos rever la cuestión de interiorización del personaje, por la manera de contar la subjetividad (desde los encuadres, del trabajo con el sonido y el tiempo). Junto a esto, nos quisimos inspirar en la levitación de la cámara de Bela Tárr (limitados por la diferencia de equipamiento), con su cadencia fluida, su ritmo gravitatorio. Con esto hemos avanzado al último rodaje, intentando sacar actuaciones más expresivas y autenticas de las actrices, construir un juego lumínico más rico, y apoyar la narración y lo sensorial desde los matices bien trabajados en lo sonoro.
La situación, que es única, se transita en tres momentos, los cuales quisimos ubicar de distintas maneras desde lo sensitivo, con cambios visuales y auditivos (la primera, soledad, vejez, abandono, nostalgia; la segunda, la aventura, el principio del juego, el sumegirse, adentrar en los confines de lo imaginario, la tercera, el estar adentro, lo onírico predominante). Pero estarían, al mismo tiempo, intrinsecamente vinculadas: el primer momento contiene elementos anticipadores de lo venidero, el medio vincula caracteres de todas las fases y al último volvemos al principio desde lo sonoro (pero, también, yendo más allá de lo circunscrito).
Una anciana. Un juego perdido. El querer volver. Lo uterino. Una niña que desea ser grande. La nostalgia vivida de una mujer mayor. La imaginación creativa y creadora, el refugio interino. El trance y el tránsito. La casita.
Sinopsis:
Una mujer mayor, en profunda soledad, no puede conciliar el sueño. Retomando un gesto olvidado, revive un juego de la infancia: La Casita.
Link al video:
https://vimeo.com/69676423
